viernes, 22 de agosto de 2008

EL ODIO Y LA INTOLERANCIA

Elie Wiesel, señala que “(…) la intolerancia no solo es el vil instrumento del enemigo, sino que ella es el enemigo mismo, puesto que niega las amplias posibilidades de comunicación que ofrece el lenguaje. (…) Cuando el lenguaje fracasa, entra en acción la violencia. La violencia es el lenguaje de aquellos que han perdido las palabras, y es también la forma como se expresa la intolerancia, donde germina el odio. (…) el odio es irracional, impulsivo, implacable; sus tenebrosos poderes apelan a lo que hay de destructivo en el hombre.(…) Odiar es encender el fuego destructor de la guerra(…) “

¿Cómo se puede combatir la intolerancia? No contemporizando con la intolerancia, sino que hay que denunciarlo, desenmascararlo, rechazarlo, repudiarlo, excluirlo de la sociedad humana, porque la intolerancia incita al odio y se sitúa en el umbral del odio”.

Es decir, al odio y la intolerancia hay que combatirlo oportunamente, hay que despojarlas de sus falsas glorias que puedan darle una escandalosa legitimidad. Lo que en política se denomina “logrerismo”,!!! yo y mis seguidores hemos logrado esto o aquello!!!, cuando realmente solo trabajan para sus intereses mezquinos y lo único que quieren es obtener legitimidad rodeándose de falsas glorias. Así, se legitimaron regímenes de odio como el Fascismo en Alemania Nazi e Italia.

Umberto Eco, nos dice que: “ (…) la intolerancia más peligrosa es siempre la que nace de impulsos elementales(…)” como la envidia, angurria, el animus de lucro, la mentira y el odio.

En el pasado, en la Grecia antigua, la condena y muerte de Sócrates fue un acto intolerante. Entre otras acusaciones se le reprochó el no adorar a los dioses de la ciudad. En este caso, la intolerancia se manifestó a través de actos prohibitivos, de exclusión o de persecución. Ni que hablar de la intolerancia en la historia europea, que se manifestó en la hoguera, la horca, el hacha, la guillotina, los fusilamientos, los hornos crematorios, las deportaciones , los confinamientos, etc..

El caso de Jean Calas, protestante acusado falsamente de haber asesinado a uno de sus hijos convertido al catolicismo, en Toulouse (Francia), es emblemático en los actos intolerantes, que dio lugar a la famosa obra de Voltaire, “ Tratado de la Tolerancia” que en una de sus frases célebres sobre el abuso de la intolerancia señala que: “(…) Ya sabéis que la intolerancia sólo produce hipócritas o rebeldes: ¡Qué funesta alternativa!.

Ya quisieran los intolerantes modernos, portadores del odio, que no existieran las leyes, las constituciones, las declaraciones universales sobre los derechos humanos, que se opongan al flagelo del odio y la intolerancia.

En conclusión, podemos decir que para hacer frente a la intolerancia y el odio, es necesario no contemporizar con estas manifestaciones viles del ser humano. Hay que combatirlas, rechazarlas y repudiarlas porque son contrarias a la razón y al equilibrio social. Y hay que hacerlo con la Ley, la Constitución y los Convenios Internacionales sobre Derechos Humanos y todas las normas protectoras del ser humano que nos franquea el Derecho Nacional y Universal.

FAUSTINO BERAUN BARRANTES
Gran Secretario Adjunto de la
Gran Logia del Perú